Durante mis años escolares iba al colegio en coche porque mi madre era profesora de mi misma escuela. Así que cada mañana a las ocho y cada tarde a las cinco, yo y mi hermano montábamos en el coche y oíamos la música que ponía mi madre.
Mi madre es una de esas personas de cero o cien, así que cuando le daba por un artista, oímos su cd (o cassette) hasta la saciedad. Pasamos por Luz Casal, Joaquín Sabina, Céline Dion, Presuntos Implicados, Georges Moustaki, Juan Manuel Serrat, Víctor Manuel y Ana Belén.
Estos artistas, por muy buenos que sean (algunos), no eran, ni por asomo, del gusto de niños y preadolescentes, así que yo solía desconectar.
Pero de vez en cuando había algo que se me quedaba.
Eso me pasó con la versión de Ana Belén de Sólo le pido a Dios.
Hay una parte de esta canción que reza:
Solo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente.
Si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente
Que esos cuantos no lo olviden fácilmente. Esa es la frase.
Pues resulta que hacía años que ni oía ni pensaba en esa canción. Y la semana pasada, una versión inglesa y reggae sonó en clase de spinning.
Allí estaba yo, sudando y pedaleando y con mi cabeza diciendo: conozco esta canción. Pero no acababa de llegarme... y entonces, llegó el momento de la frase, y me salió sola, sin pensarlo.
Es una tontería pero, me apetecía contarlo.
Alena
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