Bien... después de meditarlo un poco di con la solución. Tenía dos opciones: hablar ahora o callarme para siempre (mal chiste, soy consciente). Saltar o quedarme en tierra firme mirando el horizonte.
Durante un tiempo pensé que lo mejor era no hacer nada. Dejar las cosas tal y como estaban. Porque... ¿qué bien podía salir de remover agua pasada? Si había llevado esa información dentro de mí tanto tiempo, ¿por qué no seguir llevándola dentro como hasta ahora?Pero... al final...
Decidí saltar. Decidí remover el agua, reabrir la herida. No lo hice con expectativas, sólo necesitaba físicamente arrancarme ese secreto de dentro para evitar que se pudiera dentro de mí y me estropeara. Tal vez me equivoqué. Pero sólo sé que me sentí liberada. Y sólo por eso valió la pena.
Alena
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